viernes, 14 de septiembre de 2007

The Pursuit of Happyness


Chris Gardner (Will Smith) vivía en San Francisco, donde se dedicaba a vender a médicos y hospitales unos escáners que a pocos les interesaba। Pero tenía que venderlos, porque era su trabajo y porque había llenado su apartamento de ellos. A su esposa Linda (Thandie Newton) no le hacía mucha gracia: vendía poco y ganaba menos, por lo que ella terminaba cargando con el peso económico de la familia.
Chris más o menos se encargaba de llevar y recoger a su hijo Christopher a la escuela, pues no tenía un horario fijo. Pero andaba constante e infructuosamente buscando un empleo mejor y en esas carreras no podía cumplir con sus tareas. Inevitablemente, Linda se cansó de la situación y se fue de la casa. Pero Chris exigió quedarse con su hijo, con el cual tenía una excelente relación, y a pesar de lo complicado de ocuparse de vender las máquinas, buscar trabajo y cuidar al niño. Justamente en la pared de la escuela vio el graffiti de la palabra happiness (felicidad), pero mal escrito: happyness। Y ese era su objetivo en la vida, ser feliz, como manda la constitución de los Estados Unidos.

The Pursuit of Happyness narra las desventuras de este hombre, cuya falta de un ingreso mensual fijo provocó que no le renovaran el alquiler y se viera de un momento a otro sin casa... y con su hijo a cuestas. También perdió su auto, porque no tenía dinero para pagar las multas por estacionarse indebidamente. Una historia conmovedora y dramática hasta las lágrimas, que sin embargo es contada con pinceladas cómicas, de manera que el sufrimiento resulta menos difícil de digerir. Y una moraleja sobre la lucha contra la adversidad y los frutos de la perseverancia.

Chris Gardner no perdió las esperanzas y siguió cuidando a su hijo, compartiendo con él alegrías y tristezas. Aunque sus solicitudes de empleo eran archivadas, él insistió y abordó a los ejecutivos responsables. Fue así como de casualidad, resolvió en unos pocos minutos el cubo mágico -que ya había practicado con su hijo- delante de uno de ellos y lo impresionó de tal manera, que logró un internado en la compañía.

Lo malo es que el internado era sin sueldo y para competir por un puesto, entre varios. La película lo va conduciendo a uno por un espinoso camino en el cual es imposible contener el llanto, sobre todo en la escena en la que, al no encontrar lugar en el albergue para los desamparados, Chris y su hijo tienen que dormir en un baño público. Este hombre nunca perdió la esperanza y no paró hasta lograr lo que buscaba, así que al menos podemos esperar un final feliz, pero hay que seguir el camino y aprender que no hay mal que dure cien años.

Una cita esencial es el consejo que alguna vez Chris le da a su hijo: "No permitas que nadie te diga que no puedes hacer algo. Si tienes un sueño, debes protegerlo. Si quieres algo, anda y consíguelo. Punto".

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